miércoles, 6 de febrero de 2013

PERDONÓ Y PAGÓ


En lo que fue el primer encuentro oficial del año en el estadio Ciudad de Caseros, Estudiantes recibió a uno de los equipos con los que mayor rivalidad tiene, el Deportivo Morón. Tras la caída en la fecha pasada ante Tristán Suárez y el triunfo de Atlanta en cancha de Barracas Central, el Matador se veía obligado a llevarse los 3 puntos para que el líder no se le escapase demasiado.
El encuentro fue mal jugado en los primeros minutos, con muchas imprecisiones y ausencia de situaciones manifiestas de gol. Lo tuvo en primer lugar Yassogna entrando por el segundo palo tras un largo centro, sin embargo terminó enviando la pelota al lateral en lugar de hacerlo al fondo de la red. Morón contó a continuación con una muy buena posibilidad de abrir el marcador, cuando un fuerte envió de media distancia que se dirigía al ángulo superior derecho de Martín Ríos despejado por el arquero local.
Con el correr de los minutos, el Pincha logró hacerse dueño de la pelota y manejar así el ritmo del encuentro, sin embargo, no lograba plasmar esa posesión en ocasiones de gol. Se debió esperar hasta el final de la primera mitad para ver la apertura del marcador. Una gran jugada de Estudiantes comenzada y terminada por Guillermo Santana. El lateral arrancó su camino hacia el arco rival por el andarivel derecho, descargó para Soria, quien inteligentemente le devolvió la pared, permitiéndole así ingresar con espacio para pensar al área. Allí encaró al único defensor del Gallo que se interponía entre él y el arco, enganchó para su perfil zurdo y con su pierna débil definió, venciendo la resistencia de Migliardi. Una ventaja mínima para irse al descanso que era justificada por la mayor posesión del balón y una voluntad más manifiesta de ir por el triunfo.
En el arranque del complemento se vio lo mejor de Estudiantes. Logró acorralar a su rival contra su arco, recuperando muchas pelotas en el mediocampo gracias al habitual despliegue físico de Soria y contando con una gran cantidad de chances para convertir el segundo gol y liquidar el encuentro. Pero falló en la definición y lo
terminó pagando muy caro. El primer hombre del local que tuvo la oportunidad de cerrar la persiana del partido fue Carneiro, al quedar mano a mano contra Migliardi con la pelota a media altura, pero el volante derecho remató con demasiada vehemencia y su envió se fue por sobre el travesaño. Apenas minutos después, Yassogna definió por sobre la humanidad del arquero visitante, pero cuando el público del Matador ya empezaba a gritar el segundo gol, la pelota fue sacada en la línea. Continuaron dándose varias aproximaciones del Pincha, pero todas ellas no fueron definidas de manera correcta. Con Abel Soriano todavía “peleado con el arco”, Nardozza probó suerte mandando a la cancha al pelado Figueroa, sin embargo, el ex delantero de Midland tampoco logró convertir.
En la jerga del fútbol existe una famosa frase que indica que los goles que uno no convierte en un arco, termina padeciéndolos en el propio. Lamentablemente, ayer se vio una nueva muestra de dicha verdad. Cuando ya se preparaba para ingresar al campo Sosa, con el fin de ganar en capacidad de marca y cerrarle los espacios a un Deportivo Morón que muy poco había hecho para merecer el empate, un desborde por la derecha derivó en un centro al segundo palo y el ingreso de Mariano Martínez para decretar el empate. Muy cerca estuvo Ríos de desviar el cabezazo, ya que logró manotear la pelota, pero la violencia del envió no le permitió modificar su trayectoria lo suficiente.
Con el encuentro nuevamente empatado y apenas 20 minutos para el pitido final Estudiantes se nubló y no logró mantener la frialdad necesaria para encontrarle la vuelta a un rival que se resguardó cerca de su arco y se abrazó al punto. Ya no se encontraba Pablo Ruíz en el campo y su ausencia se hizo notar en la falta de claridad exhibida. Con más voluntad que fútbol y exceso de pelotazos, el Matador fue por el triunfo y, más allá de lo indicado, casi lo alcanza, cuando Figueroa estrelló un derechazo contra el palo derecho de Migliardi.
Terminó siendo empate en el Ciudad de Caseros. Un punto con sabor a poco por lo demostrado por el equipo, quien superó claramente a su rival de turno, y por quedar a 6 unidades del líder Atlanta. Más allá de la bronca, debe rescatarse el buen nivel de juego de la primera mitad del segundo tiempo, el cual Estudiantes
debe tratar de extender al resto del partido para seguir luchando bien arriba por un lugar en la Primera B Nacional.

Por Diego Torrado

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